Los síntomas más frecuentes son la disnea, la expectoración anormal y la tos crónica. La presencia de EPOC se confirma con una prueba diagnóstica llamada espirometría.
Se caracteriza por un bloqueo persistente del flujo de aire. Se trata de una enfermedad subdiagnosticada y potencialmente mortal que altera la respiración normal y no es totalmente reversible. Los términos bronquitis crónica y enfisema están obsoletos, quedando englobados en el diagnóstico de EPOC.
Los síntomas más frecuentes de la EPOC son la disnea (falta de aire), la expectoración anormal y la tos crónica. A medida que la enfermedad empeora, pueden hacerse muy difíciles actividades cotidianas como subir unos cuantos escalones o llevar una maleta.
La presencia de EPOC se confirma con una prueba diagnóstica, llamada espirometría, que mide la cantidad y la velocidad del aire inspirado y espirado.
La EPOC es prevenible. Su principal causa es el humo del tabaco (fumadores activos y pasivos).
Otros factores de riesgo son:
El Covid-19 sitúa a los pacientes con EPOC entre los grupos de riesgo de infectarse y de presentar formas más graves. Por tal motivo, estos pacientes deben cumplir meticulosamente con las medidas sanitarias y evitar toda situación que los exponga al riesgo de infectarse.
Se insiste en el distanciamiento social, en el lavado de manos con agua y jabón durante 30 segundos, el empleo de barbijos y máscaras, el respeto a la cuarentena y a las medidas que vaya implementando el Ministerio de Salud y la OMS.
En cuanto a las recomendaciones sobre los tratamientos: los pacientes con EPOC deben mantener su terapia regular. Cualquier cambio en la medicación (descenso o ascenso de dosis, suspensión, etc.) debiera ser avalado por el médico tratante.
La lucha contra la EPOC forma parte de las actividades generales de prevención y control de las enfermedades no transmisibles que lleva a cabo la Organización, todos los años entre el segundo y tercer miércoles de noviembre, cuyos objetivos son:
Fuente: OMS