29 de octubre: Día Mundial del ACV

El 80% de los ACV se pueden prevenir. Para evitarlos, tenemos que actuar sobre los factores de riesgo, mejorando nuestro estilo de vida, con una dieta equilibrada, actividad física regular y disminuir el consumo de sustancias nocivas, como el tabaco y el alcohol.

El 29 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el accidente cerebrovascular (ACV) fecha instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual busca centrar su atención en la concientización y en la prevención de este episodio, el cual se estima que en Argentina ocurre 1 cada 4 minutos.

¿Qué es un ACV?

— Es un episodio que se produce al interrumpirse el flujo de sangre hacia el cerebro, y, por ende, el suministro de oxigeno y nutrientes al mismo. Existen dos tipos de accidente cerebrovascular: isquémico y hemorrágico.

¿Cómo se hace para reconocer que una persona está sufriendo uno?

—Trastornos en el habla; debilidad en un brazo, que puede acompañarse con debilidad de la pierna del mismo lado, asimetría facial, dolor de cabeza de gran intensidad, alteración en el lenguaje, pérdida de la visión de un ojo o visión borrosa, dificultad para coordinar los movimientos, mareos, vértigo, dificultad para caminar.

¿Cómo se debe actuar en ese momento?

—Pedirle a la persona que repita una frase, que levante los brazos a la altura de los hombros y observar si uno de ellos cae, que sonría, prestando atención a la simetría de la cara. Si la persona presenta una dificultad en realizar algunas de estas pruebas, debemos llamar inmediatamente a una ambulancia y explicarle a la persona que está del otro lado del teléfono que estamos junto a un paciente que puede estar sufriendo un ACV. De este modo, se reducen considerablemente las posibilidades de muerte y discapacidad.

¿Qué secuelas puede dejar un accidente cerebrovascular?

—En 9 de cada 10 casos los pacientes padecen algún grado de discapacidad posterior. Entre las secuelas más comunes, se encuentran las que comprometen distintos dominios neurológicos afectando la motricidad, la sensibilidad, el habla, el lenguaje, la deglución, la vista, las funciones cognitivas y el ánimo, entre otras. Por otra parte, después del primer año, el 18% de los casos vuelve a padecer un nuevo ACV. Es por ello que los pilares fundamentales en el tratamiento de estos pacientes radican en prevención de futuros episodios vasculares y conseguir la rehabilitación de los síntomas del paciente asegurando una mayor independencia y participación siendo “La neurorehabilitación” interdisciplinaria el único camino para la reinserción familiar, social y laboral de estos pacientes.

¿Se puede prevenir, o al menos reducir los riesgos de padecer, un ACV?

—El 80% de los ACV se pueden prevenir. Para evitarlos, tenemos que actuar sobre los factores de riesgo, mejorando nuestro estilo de vida, con una dieta equilibrada, actividad física regular y disminuir el consumo de sustancias nocivas, como el tabaco y el alcohol. Además, debemos concientizar a la población sobre la importancia del control exhaustivo de la tensión arterial, así como el azúcar y lípidos en sangre.

¿Cuáles son los factores que lo provocan?

—Entre los factores de riesgo asociados al ACV se encuentran la hipertensión arterial, el sedentarismo, el aumento de colesterol y lípidos en la sangre. El incremento de la proporción cintura-cadera, el tabaquismo, una alta ingesta de alcohol, enfermedad cardíaca y diabetes son factores asociados, así como también el síndrome de apnea hipopnea obstructiva del sueño.

¿Existe una tendencia en la edad de quienes lo padecen, o puede ocurrir a cualquier edad?

—Uno de los principales factores de riesgo no modificables es la edad. Si bien el ACV puede producirse a cualquier edad, luego de los 55 años el riesgo se duplica por cada década vivida.

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