Autora: Dra. CP María Noel Broglia (Mat. 12255)
Integrante de la Comisión de Auditoría
El 9 de enero de 2025 marcó el inicio de una nueva etapa para la auditoría interna con la llegada de las NOGAI. Mientras las leía, hubo un aspecto que me hizo frenar: el Dominio II, que aborda la Ética y el Profesionalismo, y en particular el Principio 2, que nos recuerda la importancia de mantener la objetividad.
Claro, todos sabemos que ser imparciales y evitar sesgos es parte esencial de nuestra labor. Pero esta vez, al releerlo, algo me hizo pensar más allá. ¿De verdad podemos decir que siempre somos objetivos? ¿O a veces, sin darnos cuenta, dejamos que nuestros propios filtros mentales influyan en nuestras conclusiones?
Entonces me detuve a pensar: ¿qué es la objetividad realmente? A lo largo de la Norma 2.1 se explica claramente mencionando que ser objetivos implica tener una actitud mental imparcial, libre de sesgo, y emitir juicios basados en una evaluación equilibrada de todas las circunstancias relevantes. ¿Será casualidad que la palabra «sesgo/s» aparece ocho veces a lo largo de la Norma? A pesar de lo central que parece ser, los NOGAI no definen qué es un sesgo. Fue entonces cuando decidí investigar un poco más y me encontré con el nombre de Daniel Kahneman.
Daniel Kahneman y los sesgos cognitivos
Si no lo conocías, te cuento: Daniel Kahneman (1934-2024) fue un psicólogo y economista que revolucionó la forma en que entendemos la toma de decisiones. Junto con Amos Tversky, desarrolló la Teoría de las Perspectivas, demostrando que muchas veces tomamos decisiones de manera irracional.
Kahneman explicó que tenemos dos sistemas de pensamiento:
- Sistema 1: rápido, intuitivo y automático, que nos ayuda a tomar decisiones cotidianas, pero que también nos juega malas pasadas. Algunos ejemplos de uso de este sistema son:
- Responder cuánto es 2 + 2
- Construir continuamente una interpretación coherente de lo que sucede en nuestro mundo en cada instante
- Saltar a conclusiones basadas en evidencia limitada
- Sistema 2: más analítico y deliberado, el que utilizamos cuando reflexionamos con calma, aunque requiere más esfuerzo. Algunos ejemplos son:
- Multiplicar 17 × 24
- Mantener la duda
- Resistir la sugerencia intuitiva del Sistema 1
- Evaluar la validez de la respuesta intuitiva
El problema surge porque, muchas veces, dependemos demasiado del Sistema 1 en situaciones en las que deberíamos usar el Sistema 2. Y aquí es donde nacen los sesgos cognitivos: atajos mentales que nos permiten procesar información rápidamente, pero que pueden llevarnos a errores sistemáticos en el juicio. Justamente, estos errores pueden afectar la objetividad en la auditoría interna.
La conexión entre las NOGAI y los sesgos cognitivos
La auditoría interna exige objetividad, pero los sesgos pueden interferir sin que nos demos cuenta. ¿Cómo nos afectan en la práctica? Veamos algunos tipos de sesgos que pueden influirnos:
- Sesgo de confirmación: buscar y dar mayor peso a la información que confirma nuestras creencias existentes, ignorando o minimizando la información que las contradice. Esto sucede cuando, en lugar de analizar todos los datos con imparcialidad, nos enfocamos en lo que refuerza nuestra hipótesis.
- ¿Alguna vez te has encontrado buscando solo la evidencia que confirma lo que ya crees? ¿Te tomás el tiempo de buscar pruebas en contra, o solo aquello que confirme que tenías razón?
- Cuando revisás un informe y ya tenés una idea de lo que vas a encontrar, ¿te das cuenta de que cuesta aceptar información que contradice tu expectativa?
- Efecto anclaje: ocurre cuando dependemos demasiado de la primera información recibida («el ancla») para tomar decisiones. Si la primera impresión está sesgada, es difícil no verse influenciado por ella.
- Si alguien te dice que un área tiene muchos problemas antes de comenzar la auditoría, ¿te resulta difícil no enfocarte solo en los errores y ver el panorama completo?
- Si el primer número que ves en un informe es muy alto (o muy bajo), ¿cómo hacés para evitar que condicione tu análisis del resto de los datos?
- Sesgo de disponibilidad: tendemos a sobreestimar la probabilidad de eventos en función de qué tan presentes están en nuestra memoria. Este sesgo nos hace priorizar lo más reciente o impactante, dejando de lado otros factores.
- Si el mes pasado hubo un fraude en la empresa, ¿te pasa que de repente ves riesgos de fraude en todos lados?
- Si en la última auditoría detectaste varios problemas en la gestión de proveedores, ¿te enfocás automáticamente en ese riesgo en la siguiente auditoría, aunque haya otras áreas más críticas?
- Exceso de confianza: podemos sobrestimar nuestro propio conocimiento o habilidades, lo que nos lleva a menospreciar riesgos o a no buscar información adicional. Este sesgo es peligroso porque conduce a conclusiones apresuradas sin suficiente evidencia.
- Sos un auditor con experiencia y conocés bien la empresa…, ¿alguna vez sentiste que no necesitabas revisar tanta evidencia porque «ya sabías» lo que ibas a encontrar?
- Cuando llevás años auditando el mismo proceso, ¿te pasa que sentís que ya sabés qué encontrar sin necesidad de profundizar en el análisis?
¿Cómo gestionamos nuestros sesgos?
Los sesgos cognitivos pueden comprometer la objetividad al influir en cómo recopilamos y evaluamos evidencia y tomamos decisiones. Ser conscientes de ellos, implementar estrategias de mitigación y fomentar el escepticismo profesional son claves para asegurar auditorías más robustas y confiables.
Las NOGAI nos indican que debemos reconocer y gestionar nuestros sesgos. Pero, ¿cómo hacerlo? Algunas estrategias clave que la norma sugiere, directa o indirectamente, son:
- Reconocer cualquier impedimento real, potencial o aparente a la objetividad [Principio 2]. Esto requiere desarrollar una conciencia aguda sobre situaciones, actividades o relaciones que puedan influir o parecer influir en nuestro juicio profesional.
- Real: auditar un área donde tenés familiares directos o intereses financieros personales.
- Potencial: estar asignado a un proceso en el que trabajaste recientemente y no haber tomado suficiente distancia.
- Aparente: que alguien perciba que tu relación amistosa con un gerente puede influir en tu juicio, aunque vos sientas que podés ser objetivo.
- La formación (capacitación) es una estrategia fundamental que contribuye a mitigar impedimentos a la objetividad [Norma 2.1], actuando como herramienta preventiva y de desarrollo.
- La capacitación ayuda a concientizar sobre la existencia y naturaleza de los sesgos. Como menciona Kahneman, el primer paso para mitigarlos es reconocer las situaciones en que son probables.
- ¿Ahora que conocés estos sesgos, recordás alguna vez en la que sobrestimaste un riesgo por un evento reciente?
- Una formación sólida también permite un análisis más informado y menos dependiente de intuiciones.
- ¿Alguna vez te diste cuenta que, por no conocer una normativa específica, te quedaste con la primera impresión sin profundizar el análisis?
- Durante la planificación, el memorándum de planificación y las actas de reuniones [Norma 13.3] deben promover discusiones abiertas donde diferentes anclas puedan ser evaluadas críticamente.
- ¿Te pasó que, después de una reunión de planificación, tu alcance inicial cambió porque identificaste un riesgo más relevante que el previsto?
- Mantener una actitud inquisitiva [escepticismo profesional, Norma 4.3] fomenta la búsqueda activa de información que contradiga nuestras primeras hipótesis.
- ¿Alguna vez, saliendo de tu hipótesis inicial, llegaste a una conclusión que agregó mucho más valor a la organización?
- Recopilar información de fuentes independientes [Norma 14.1 y coordinación con otros proveedores, Norma 9.5] ayuda a obtener perspectivas distintas a las del área auditada.
- ¿Te pasó que un área mostraba una realidad positiva, pero al contrastarla con fuentes externas descubriste una visión más crítica?
- Contar con metodologías de auditoría interna estandarizadas [Norma 9.3 y otras] ayuda a realizar evaluaciones equilibradas y sistemáticas.
- ¿Trabajaste alguna vez con listas de verificación que te ayudaron a no centrarte solo en las transacciones que «se ven bien» a primera vista?
- Las revisiones de supervisión y el mentoring [Normas 2.1 y 12.3] son herramientas clave. La revisión por pares y el acompañamiento permiten identificar sesgos y puntos ciegos.
- ¿En tu organización es una práctica habitual? ¿Cómo lo implementan?
- ¿Alguna vez fuiste mentor o te mentorearon para intercambiar experiencias y perspectivas?
En resumen, aunque los nombres específicos de estos sesgos cognitivos no aparezcan textualmente en los extractos de las NOGAI, los principios de objetividad, escepticismo profesional, formación y evaluación crítica de la información están directamente relacionados con la mitigación de su influencia en el trabajo de auditoría interna.
Las normas buscan establecer un marco que fomente un juicio profesional sólido y libre de distorsiones. Comprender cómo funcionan los sesgos y aplicar las herramientas que las NOGAI nos brindan es clave para fortalecer nuestra objetividad y contribuir a auditorías más confiables, completas y con mayor valor para las organizaciones.
Reflexión Final
¿Cuántas veces creemos que estamos siendo objetivos y, sin embargo, nuestros propios pensamientos nos juegan una trampa silenciosa? La auditoría interna no solo nos enfrenta a procesos, datos y controles…, nos enfrenta a nosotros mismos.
Ser auditor es también un ejercicio constante de autoconciencia: cuestionar nuestras certezas, reconocer que, aunque tengamos experiencia, nunca sabemos todo; que, aunque tengamos intuiciones, no siempre son correctas.
La objetividad es un camino, no un estado. Es detenerse un momento antes de emitir una conclusión y preguntarse: ¿estoy viendo todo lo que hay que ver, o solo lo que quiero ver? No es fácil. Pero ahí radica la esencia de nuestra labor: en la honestidad intelectual, en la capacidad de desafiarnos a nosotros mismos antes de desafiar a otros, y en la humildad de aceptar que todos tenemos sesgos, pero también la fuerza para trabajar sobre ellos.
Al final, más allá del informe, del hallazgo o de la recomendación, queda una pregunta personal que nos eleva: ¿hice hoy el esfuerzo por ser realmente objetivo? Si la respuesta es sí, entonces no solo habremos hecho una buena auditoría. Habremos crecido como profesionales…, y como personas.
📚 Bibliografía
Kahneman, Daniel (2013). Pensar rápido, pensar despacio. Editorial Debate, Barcelona, España.
https://www.theiia.org/NewStandards