Cuando el sol, era el reloj…significados compartidos. Reflexión

Autora: Dra. LA Aldana Mierke | Cómo se ha forjado la cultura del trabajo en nuestra sociedad y cómo el trabajo en una Pyme, en la industria o donde fuera, permite destrabar situaciones difíciles.

Dra. LA Aldana Débora Mierke (Mat. 1027)
Presidenta de la Comisión Licenciados en Administración


   Quien tuvo la dicha de poder disfrutar de sus abuelos, de vivir con ellos, de escucharlos contar sus historias, y las de sus papás, sabrán que muchos venían de Europa, de su Italia querida, por ejemplo, en barcos precarios, con un camino tan incierto, como el que atravesaban durante días, en esas aguas tan grandes y desoladas, pero con ansias de trabajar, de progresar, de fundar, de formar una familia, de dar sustento a sus hijos, de ver sus nietos y bisnietos crecer….

   El campo, fue uno de los destinos más buscados por aquellos inmigrantes, que comenzaron a sembrar sus semillas, a hacer sus casas, a “laborear” la tierra, con herramientas poco tecnológicas, haciendo el hombre las veces de “caballo”, en los arados que eran de sólo un disco, caminando largas hectáreas, o sembrando a mano, cada uno de los surcos de aquellos cultivos que querían ver crecer. Fueron testigos y usuarios de los sombreros de “trapo”, con orejeras que impedían que el sol pase, y salían vestidos de camisas de tela gruesa, para protegerse del febo…. No había cremas ni protectores, ni nada similar con qué hacer frente, más que con esos atuendos tan importantes para el momento de trabajar, que, por cierto, lo indicaba el sol…. La pava, en la cocina a leña, arrancaba a calentarse antes que amanezca y se apagaba cuando ese sol se iba del otro lado del mundo…; la calefacción en ese momento, era esa misma cocina, esa misma leña que tenía múltiples usos cualquiera sea la estación, o el momento del día…

   Cada uno tenía su huerta y sus animales, consumían mucho de lo que producían y la comida era casera. Sin saberlo integraban hacia atrás, sembrando, cosechando, elaborando la materia prima, cocinándola, alimentándose, nutriéndose, siendo ellos los propios receptores de esos alimentos tan sagrados para el crecimiento, el pensar, el saber, el ser… Podrían ser muchas las experiencias y lo narrado sobre esas épocas tan importantes para nuestros cimientos como Sociedad…

   Así, trabajando, y con muchísima voluntad, sacrificio, ganas, deseo, empuje, con lo que había y se podía, se fue forjando nuestro querido y bello país, creando ese conjunto de significados compartidos que conforman una cultura…, esa Cultura de Trabajo, que hoy tan imperiosamente precisamos que regrese, y de la mejor forma posible…

   Se han suscitado numerosas crisis políticas, económicas, y ambientales, generando un contexto quizás un poco más hostil que en el común de las regiones, pero esa fuerte cultura que han sabido socializar aquellos de “sombrero de trapo”, permitieron que se pueda surfear ese difícil ambiente externo, siempre de la mano del esfuerzo y del esmero, valorando transformar una semilla, en una gran planta…. Ese trabajo individual, sea con un colaborador u operario, sea en equipo, en una Pyme, en una Industria, en un emprendedor, en un agropecuario, en un ganadero, es el que permite destrabar poco a poco situaciones difíciles.

   Trabajar dignifica, da valor a la persona, permite decidir, ser crítico, razonar, elegir, no conformarse con lo que le es dado, sin mínimo esfuerzo, sino que brinda la posibilidad de poder optar por mejorar la calidad de vida y la de los descendientes, trasladando esos mismos principios, valores, formas y tradiciones,  dando el ejemplo de que trabajando es como se sale, como hicieron aquellos que vinieron a dar lo mejor de sí mismos, en pos de mejorar su vida y poder hacer de Argentina, el granero del mundo.