Autora: Dra. CP María Noel Broglia | El cambio de paradigma implica, fundamentalmente, un cambio en la forma en que debemos posicionar y liderar la auditoría para afrontar y dirigir estos cambios de manera efectiva.
Dra. CP María Noel Broglia (Mat. 12255), integrante de la Comisión de Auditoría.
En agosto de 2020, compartí en un artículo mi travesía personal hacia un cambio que consideraba crucial en mi función como auditor interno. Recuerdo la sensación abrumadora de frustración y los cuestionamientos que surgieron en torno a si la auditoría interna estaba evolucionando al mismo ritmo que el negocio. Nos enfrentamos al interrogante de qué debíamos cambiar para que nuestro papel tuviera relevancia y constituyera una contribución valiosa. Reflexionamos sobre el destino de conceptos fundamentales como aseguramiento, consulta, añadir valor y mejorar las operaciones de una organización, que eran esenciales para nuestra identidad como auditores. En ese momento, comprendí la necesidad de que la auditoría se transformara, pero apenas empezaba a vislumbrar los aspectos específicos del qué y el cómo.
Hoy se cumplen cinco años desde que inicié mi proceso de transformación. Sería propicio detenernos un momento y reflexionar, permitiéndonos una mirada retrospectiva para evaluar si el plan a mediano plazo que trazamos en su momento ha sido cumplido. Además, es esencial considerar qué ajustes y cambios debemos implementar para alcanzar el horizonte a largo plazo que nos propusimos.
Cabe destacar que este cambio de paradigma que hemos estado experimentando va más allá de la simple evolución en el modelo de auditoría con la introducción de nuevas tecnologías. Implica, fundamentalmente, un cambio en la forma en que debemos posicionar y liderar la auditoría para afrontar y dirigir estos cambios de manera efectiva.
Detengámonos aquí para revisar los acontecimientos globales. ¿Qué implica esta Cuarta Revolución Industrial, que se enfoca en la digitalización, la conectividad y la inteligencia artificial?
En resumen, la Cuarta Revolución Industrial, también conocida como Industria 4.0, es un término que engloba la integración de tecnologías avanzadas en la manufactura e industria con el propósito de transformar los procesos de producción, la toma de decisiones y la interacción entre máquinas y seres humanos. Este concepto engloba una variedad de avances tecnológicos que influyen en nuestra vida diaria. Sin duda, desde el inicio de la pandemia, estos cambios han experimentado un acelerado crecimiento, integrándose con mayor intensidad.
A continuación, observemos de manera resumida algunos de estos cambios:
• Tecnologías Habilitadoras:
Internet de las cosas (IoT): Conectividad de dispositivos y máquinas para recopilar y compartir datos en tiempo real.
Inteligencia Artificial (IA): Uso de algoritmos avanzados para análisis de datos, toma de decisiones autónoma y aprendizaje automático.
Big Data y Analítica Avanzada: Procesamiento de grandes cantidades de datos para obtener información valiosa y patrones significativos.
• Fabricación Inteligente:
Automatización Avanzada: Implementación de sistemas y robots inteligentes en la producción.
Impresión 3D: Fabricación de objetos tridimensionales capa por capa, permitiendo una mayor flexibilidad y personalización.
Realidad Virtual y Aumentada: Uso de tecnologías para mejorar la visualización y la interacción en entornos de trabajo.
• Ciberseguridad Industrial:
Dado que la interconexión aumenta, la ciberseguridad se convierte en un elemento crítico para proteger sistemas y datos.
Por lo tanto, dado que estas nuevas tecnologías tienen un impacto en nuestra vida diaria, también inciden directamente en la función de auditoría. La transformación digital afecta los procesos empresariales y la toma de decisiones, lo que podría requerir que la función de auditoría tradicional integre enfoques y procedimientos innovadores para hacer frente a los desafíos asociados con esta digitalización y automatización.
En resumen, un auditor no puede no tener capacidad para comprender y utilizar herramientas tecnológicas avanzadas, como análisis de datos, inteligencia artificial, automatización de procesos robóticos (RPA) y software de auditoría asistida por computadora (CAATs). Además, no podemos olvidarnos de comprender los riesgos y controles de ciberseguridad para proteger los sistemas de información y los datos de la organización contra amenazas internas y externas.
Sin embargo, hasta este punto, hemos abordado los cambios tecnológicos y su impacto en la auditoría. Anteriormente mencionamos que «implica, fundamentalmente, un cambio en la forma en que debemos posicionar y liderar la auditoría para afrontar y dirigir estos cambios de manera efectiva«. ¿A qué nos referimos con esto?
Lo primero y, además, muy importante que debe tener un auditor para poder enfrentar los cambios rápidos en la tecnología y en los procesos empresariales es flexibilidad.
La habilidad de ser flexible implica la capacidad de adaptarse a diferentes situaciones, contextos o requerimientos de manera ágil y efectiva. Implica estar abierto al cambio, ser capaz de ajustar planes y estrategias según sea necesario, y mantener una actitud receptiva y abierta a nuevas ideas y perspectivas. Ser flexible también implica ser capaz de manejar la incertidumbre y responder de manera positiva ante los desafíos y obstáculos que puedan surgir en el camino.
En esta etapa, es crucial reflexionar sobre la agilidad en la respuesta de auditoría ante las demandas de un entorno caracterizado por su volatilidad, incertidumbre, cambio constante y ambigüedad, donde las nuevas tecnologías introducen riesgos emergentes de manera continua. Además, nos lleva a considerar en qué medida estamos acompañando al negocio en la adopción de nuevas estrategias para adaptarse al cambio, en contraposición a aferrarnos a un plan perfectamente diseñado y estructurado al comienzo del año.
Otro aspecto crucial es la colaboración y el trabajo en equipo, que implica la capacidad de trabajar de manera efectiva con colegas de diversos ámbitos funcionales y niveles jerárquicos.
En este contexto dinámico, reunir a individuos con diversos antecedentes, experiencias y habilidades promueve la generación de una amplia gama de ideas y enfoques para abordar problemas y desafíos. La creatividad se fomenta al permitir que las ideas se desarrollen y mejoren a través del debate y la retroalimentación constructiva. Además, el trabajo en equipo ofrece oportunidades para aprender de los demás, adquirir nuevas habilidades y ampliar el conocimiento, lo que estimula el crecimiento tanto personal como profesional de los miembros del equipo y, en última instancia, mejora la productividad general del equipo.
De acuerdo con nuestros nuevos estándares globales, según el principio 3, los auditores internos debemos demostrar competencias. ¿Qué mejor manera de adquirir los conocimientos, aptitudes y habilidades necesarias para cumplir con nuestras responsabilidades de manera exitosa que fomentar una cultura de curiosidad y aprendizaje continuo?
¿Cómo podemos los auditores aspirar a ser asesores de confianza de la organización o mantener esa posición, si no contamos con las competencias necesarias para comprender y enfrentar el nuevo contexto? Como dijo Albert Einstein: «No podemos esperar que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo».
No debemos pasar por alto la importancia de establecer una comunicación efectiva. En general, los auditores estamos acostumbrados a señalar controles que no operan eficientemente, riesgos que no están siendo mitigados, y procesos que no cumplen con sus estándares en un entorno donde nuestro «cliente» está inmerso en su día a día tumultuoso y tiene otras prioridades.
Frente a esta realidad, es crucial comunicar los hallazgos de auditoría de manera clara y persuasiva. En otras palabras, necesitamos persuadir a nuestro «cliente» de que nuestro trabajo transmite mensajes significativos con el objetivo de fomentar cambios positivos. Actualmente, estamos lejos de ser percibidos como los «policías» del pasado, pero depende de nosotros impulsar el cambio para influir, convencer o motivar a las partes interesadas sobre la necesidad de dichos cambios, buscando cumplir nuestro propósito fundamental de aumentar el éxito de la organización mediante la provisión de aseguramiento objetivo y asesoramiento al Consejo y a la alta dirección.
La empatía no debe subestimarse en absoluto. Como auditores, es fundamental comprender y atender las necesidades y preocupaciones de todos los involucrados, ya sea dentro de nuestro equipo, con los clientes o con las partes interesadas externas. Esto incluye al público en general que pueda verse afectado por las acciones de la organización. No podemos realizar nuestro trabajo de manera efectiva si no tenemos en cuenta las expectativas de terceros, sus necesidades y los riesgos que enfrentan.
¿Cómo cumplir con nuestro propósito si seguimos repitiendo las mismas revisiones y analizando los mismos riesgos año tras año? ¿Cómo generar una percepción positiva de nuestras revisiones y hallazgos si no construimos relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo? Es momento de salir de nuestra zona de confort y buscar nuevas formas de agregar valor de manera sostenible. Identifiquemos oportunidades de mejora, propongamos soluciones innovadoras y generemos un impacto positivo que contribuya al crecimiento y la prosperidad de la organización.
Como conclusión, quiero destacar la urgente necesidad de una redefinición estratégica en la función de auditoría. En la actualidad, los auditores debemos poseer un profundo conocimiento de las prácticas de auditoría, desarrollar habilidades clave, adaptarse al uso de la tecnología y asumir roles de liderazgo para dirigir y gestionar auditorías de manera efectiva en un entorno empresarial que evoluciona constantemente.
Sin embargo, esta transformación no se logra de la noche a la mañana. Requiere un proceso continuo de cambio y ajuste del plan estratégico. Afrontemos el desafío de visualizar nuestras metas a corto, mediano y largo plazo, pero comencemos a dar pasos concretos desde hoy. El mañana llega rápido.
Finalmente, quiero compartir una cita de Walt Disney que resume este enfoque: «Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana».