Semana de la No violencia contra las mujeres

Autor: Comisión de Género y Diversidad | Es necesario recordar que poner fin a la violencia contra las mujeres es asunto de todos, y que las instituciones que formamos hombres y mujeres no pueden estar al margen de esta situación y deben contribuir a erradicar este flagelo.

Comisión de Género y Diversidad


‘…al fin y al cabo, el miedo de la mujer a la violencia del hombre

es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo’’

Eduardo Galeano

La Organización de las Naciones Unidas, ONU, define la violencia contra la mujer como cualquier acto de violencia de género que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, incluidas las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada. 

Abarca cualquier acto físico, sexual, emocional, económico y psicológico que influya en otras personas. Puede ser:

  • Violencia institucional
  • Violencia entre pares
  • Violencia autoinfligida como autolesión o intentos de suicidio
  • Violencia sexual
  • Violencia psicológica
  • Violencia física (agresiones y homicidios)
  • Violencia económica y patrimonial
  • Violencia simbólica

La violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia, 51,6%, sigue la violencia sexual 49.7% y la violencia física de 34,7% y la violencia patrimonial o económica 27,4%.

Contamos con un marco jurídico integrado por la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer), la Convención de Belém do Pará y, a nivel legislativo nacional, con las leyes 24.417 y 26.485. En nuestra provincia, la primera ley fue la N° 11.529; luego, se sancionó la 13.348 (por la que Santa Fe adhirió a la ley nacional 26485).

Fue la Convención de Belém do Pará la que, en su preámbulo, definió que “… la violencia contra la mujer constituye una violación a los derechos humanos y las libertades fundamentales…” y que “…es una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres…”.

El fundamento de la democracia es el reconocimiento de la dignidad de cada persona humana; la forma en que nos conducimos como sociedad. Debe respetar la opinión de todos. Los tres principios de la democracia moderna son la libertad, la igualdad y la fraternidad.

La violencia no puede ser un principio que estalle en la sociedad. La violencia nunca es la solución a un problema y solo genera más dolor, sufrimiento y resentimiento. Su uso es una forma de control y poder y puede causar daños irreparables en las personas que la sufren. Debe ser erradicada y solo la comprensión de todos los partícipes puede excluir de la sociedad a la violencia.

Poner fin a la violencia contra las mujeres es asunto de todos y todas.

Las instituciones que formamos todos, hombres y mujeres, no pueden estar al margen de esta situación y tienen que contribuir a erradicar este flagelo. Solo abriendo las puertas de las instituciones se puede ir logrando la igualdad de género.

La Corte Interamericana de Derechos Humanas definió que los Estados deben adoptar medidas integrales para cumplir con la debida diligencia en caso de violencia contra las mujeres. En particular deben contar con: a) Un adecuado marco jurídico de protección; b) Una aplicación efectiva del mismo; c) Políticas de prevención y d) Prácticas que permitan actuar de una manera eficaz ante las denuncias.

La verdad no es una sola, la podemos tener todos, por eso debemos respetarnos.

Con la violencia no construimos, destruimos, y es lo que nos está pasando.

Estamos igual que hace 50 años, no estamos mejor, hay más conciencia, lo hemos visto en nuestra profesión. 

¿Sabemos nosotros si existe violencia de género? NO, porque no tenemos denuncias. ¿Puede existir? Sí, porque no se manifiesta. Por eso es importante aprender a escuchar al otro u otra porque así lograremos saber lo que le pasa, lo que siente y lo que quiere decir.

Por eso es necesario hacer un análisis en clave de derechos humanos para evitar las miradas sesgadas, influidas por un juicio disvalioso respecto de la competencia de la mujer en todas las dimensiones de su vida (como esposa, madre, profesional, para el manejo de las cuestiones económicas, etc.).

También debemos poner atención a los denominados “micromachismos”, es decir, aquellas actitudes de dominación “suave” o “de bajísima intensidad”, formas y modos larvados y negados de abuso e imposición en la vida cotidiana. Son comportamientos sutiles e insidiosos, reiterativos y casi invisibles, que algunos varones ejecutan permanentemente, que son obstáculos y también resistencias para la igualdad de las mujeres en lo cotidiano. Estos comportamientos limitantes se ejercen sobre la autonomía personal y la libertad de pensamiento y comportamiento femeninos.

¿Debemos contentarnos con esta realidad? NO, un mundo sin violencia de ningún tipo es lo que necesitamos para vivir y nos compete a todos.